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Historia

Cada domingo se reúne la familia sola o con algunos amigos, en torno de la corona. Antes de comenzar se designa quienes participarán como guía, lectores o encendiendo las velas.

La celebración se inicia haciendo una breve oración al Espíritu Santo pidiendo su presencia y su ayuda.

Se encienden las velas de acuerdo al domingo que corresponda y se da lectura a las Sagradas Escrituras ( se puede leer algún fragmento de las profecías de Isaías o el Evangelio de dicho Domingo). Después de guardar silencio por uno o dos minutos cada uno de los participantes podrá aportar sus comentarios.

A continuación el guía hace una invitación a hacer un propósito personal a los asistentes. Cuando los niños son pequeños, conviene que el propósito sea muy sencillo y sea familiar, Cuando los niños son más grandes, es conveniente respetar su intimidad y no obligarlos a decir su propósito si no quieren.

Los propósitos no deben de ser ideales inalcanzables, sino las pequeñas cosas que por prisa o flojera o hacemos, aunque sabemos que nos ayudarían a vivir mejor. Toda la familia se beneficia cuando sus miembros se deciden a ser más puntuales , más generosos, mas ordenados.